El sábado 15 de Noviembre a las 10.30h se jugaba en la pista 6 del Club Tenis Pamplona la final del Open Tenis Casino entre JP Garayoa y Javi M.
Llenazo hasta la bandera, prácticamente la totalidad de los participantes de esta edición acudían a la cita con la final, también una alegría contar con la presencia de Chema Echeverría y Fernando Jr, qué ganas de ver al primero pronto volviendo a jugar esta competición y al segundo el sueño de que algún día pueda compartir o dar el relevo a su padre.
La copa relucía sobre la plataforma que tiene la silla de juez árbitro con la que cuenta la pista 6, pero qué bonita y preciosa se veía la copa.
Javi M venía de haber perdido contra JP en la fase de grupos con mucha facilidad, y con muchas dudas porque no estaba jugando bien en esta edición quizá por unas molestias en el codo. No obstante, el hecho de que JP fuera a jugar un partido de tenis con anterioridad a la final, le daba alguna esperanza deque si conseguía jugar un partido duro quizá se fuese cansando conforme pasaron los juegos. También había pedido consejo a algún gurú muy conocido para saber cómo plantear el partido.
Con todo ello, la mañana anterior desayunaba con tranquilidad, se tomaba ibuprofeno y medio y se embadurnaba el codo con Ibufén el objetivo de mitigar sus dolencias. Después iba a al tenis un buen rato antes para hacer ejercicios y estiramientosde codo y antebrazo y llegar al partido en estado óptimo. Y así es como entré a la pista 6, donde JP esperaba a que finalizaran las personas que tenían reservada la pista antes, charla previa sobre cómo le había ido el partido anterior y al lío.
Comenzó el calentamiento y.. bingo! Prácticamente ni notaba las molestias de codo y antebrazo, durante el peloteo sentí tan bien la bola que pensé que quizá podría salir bien la ejecución de la estrategia tan meditada en las últimas horas.
Comenzó el sorteo, gané, comencé sacando, antes de lanzarme la primera bola para golpear pensé “Este primer juego lo tengo que jugar perfecto para generar dudas en JP”, pero varios pelotazos y tantos después con la sensación de haber jugado un buen tenis, JP me rompía el servicio y se ponían 0-1 en el marcador. El siguiente juego siguió el mismo patrón, tantos muy igualados, tratando de llevar la bola cerca de la línea a su revés, intentar dominar con la derecha cuando tuviera ocasión, varias ventajas y… de nuevo juego para JP 0-2. En ese momento llegué a pensar que me iba a volver a caer un 6-0, que JP era un tío indestructible, pero que tampoco sería para tanto porque después nos esperaba una fabulosa comida en compañía de buena gente, amigos.
Comenzó el tercer juego, mi sensación era que JP no llegaba a estar cómodo a pesar de ir ganando y que tenía que seguir apretando para intentar cansarle. Ese juego lo gané con relativa solvencia, y sin duda fue un alivio muy grande, después de anotarme el 1-2 conseguí empatar el partido a 2-2 y pensé “Si no consigo ganar este partido, por lo menos ya podré decir que no me ha pasado por encima”.
El siguiente juego se lo anotó JP 3-2, pero las sensaciones eran buenas, tenía piernas, estaba fallando prácticamente nada y por momentos me sentía dominador. Conseguí igualar 3-3, y creo que recordar que en ese momento JP pidió que alguien la comprase algo y pensé “No es invencible, está cansado, tengo que aprovechar esta oportunidad y presionarle en cada tanto”.
El siguiente juego me lo conseguí llevar 3-4, era la primera vez que me ponía por delante en el marcador y sentía que podía llevarme la copa a Sarriguren. Recuerdo que pensé “Si consigo llevarme el trofeo en casa no se lo van a creer y no les va a hacer mucha ilusión volver a verla copa de vuelta tan pronto en el lugar tan privilegiado que tengo pensado”.
Conseguí ponerme 5-3, ahí ya me lo comencé a creer un poquito más, y tras jugar un último juego casi perfecto me llevé esta edición del Open Tenis Casino, alegría inmensa, incredulidad por lo que acababa de hacer y un mar de sensaciones y emociones. En ese momento me acordé de aquel mítico dobles que jugué de pareja con mi amigo Chema, supongo que porque el partido de ayer lo viví como una especie de victoria épica. JP como siempre, increíblemente educado me dio la enhorabuena, sin hacer alusión al posible cansancio que pudo sentir debido al partido anterior o a la sensación de que quizá no pudo sacar su mejor versión en la pista.
Después aperitivo y comida en Napardi, de la mano de los primos Iraizoz, increíble tarde, anécdotas tenísticas, historias varias, risas, abrazos, amistad… ¿qué más se puede pedir a la vida? Pues sólo un deseo, que podamos celebrar como ésta muchas más, viva el OTC!
Crónica escrita por Javier Mañeru























