miércoles, 1 de enero de 2014

Primera semifinal : Errea vs Jönas

Aún me duele el cuerpo
 
Fue durísima. He querido olvidarla lo antes posible, pero mi cuerpo aún dolorido no me permite aparcar lo que ocurrió en la pista el pasado día 26. La primera semifinal del Open Casino 2013-2014 lo tuvo todo: buen tenis, exigencia física y mental, y emoción en el marcador. La ingesta de turrones de los días previos no fue obstáculo para ninguno de los dos rivales.
La cita era en la Pista 2, a las 18h de la tarde del jueves día 26/12. Jaime llegó al campo de batalla un par de minutos antes que yo; lo suficiente para encontrármelo acondicionando la pista con el rastrillo ya que algún desconsiderado socio no lo hizo al acabar su hora de juego.
El calentamiento, muy necesario dada la baja temperatura en el interior del viejo globo, mostraba ya las ganas de ambos contendientes: si Jaime le daba fuerte, yo respondía de igual forma. Duros intercambios que solían acabar con un punto ganador, primero de uno y luego de otro, pese a que estos no contaban aún para el marcador (¿o quizá sí en la cabeza de cada uno?).
En estas apareció Javier Glaría por la puerta. Saludó a Jaime, después a mí, y se situó entre las pistas 2 y 3 discretamente. El papel de Javier fue algo más que de mero espectador ya que, por momentos, incluso hizo de recogepelotas ocasional, tanto en el calentamiento como durante el partido.
El sorteo me brindó la posibilidad de elegir, así que decidí servir de inicio para intentar marcar el ritmo. Y el primer juego fue para mí: seguro y con buenas sensaciones al servicio, derecha suelta y juego rápido. Cambio de lado y a restar. 1-0.
Pero a Jaime se le veía exactamente igual de seguro y cómodo, con la diferencia de que él añade ese revesazo a dos manos que te obliga a jugarle bolas profundas, con el consiguiente riesgo añadido. Juego rápido para el profesor y empate a un juego en el electrónico.
El tercer juego fue un poco extraño. Mis sensaciones, tanto al servicio como con la derecha (e incluso el revés), seguían siendo muy buenas. Pero un par de derechas largas y algún saque un tanto amable pusieron el juego de cara para Jaime, quien con un revés cruzado consiguió la primera rotura de servicio del match. 2-1 para Jaime y nuevo cambio de lado.
Creo que fue más o menos en ese momento cuando sonó de nuevo la puerta metálica del globo. El propietario del torneo, Fernando, y el flamante último fichaje de nuestro equipo de Veteranos, Germán, se sumaban a Javier Glaría como testigos de la semifinal. Sus estómagos llenos tras haber merendado en la cafetería del Club les iba a permitir ver el match con tranquilidad.
Los ocho siguientes juegos fueron una auténtica batalla campal en la que cada uno de nosotros mantuvo el servicio. La intensidad de los golpes era brutal, el público aplaudía los puntos de uno y otro (a veces tímidamente debido al frío, que iba en aumento), y los deuces se intercalaban con algún que otro juego rápido. Nuestra concentración era tal, que en los intercambios de pista Jaime y yo ni nos mirábamos. 6-5 para Jaime y el siguiente servicio en su raqueta Volkl.
De nuevo el sonido metálico de la puerta me hizo mirar al otro extremo de la pista: el Pisterito aparecía con su bolso de deportes modelo año 72 en mano, no sé si yendo o viniendo del gimnasio, y se unía a la grada.
Y aquí llegó lo que desde el cuarto juego había estado buscando: la rotura del servicio de Jaime. No recuerdo muy bien cómo fue, pero creo que un par de saques suaves de Jaime me permitieron devolver unas derechas fuertes y colocadas para mandar en el juego y llevármelo. 6-6 y mucho por hacer.
Recuperada la rotura, fui a por todas en los siguientes dos juegos. Mi concentración era tal que apenas percibía la presencia de los espectadores ni la de los jugadores en la adyacente pista 3, y tampoco me quejaba demasiado tras los errores. Y me encontré con el 8-6 a mi favor y el saque para cerrar el partido.
"Cerrar el partido es siempre complicado", repite una y otra vez Nacho Calvo en TDP. Efectivamente amigos, no es que fuese complicado, es que no pude hacerlo. Jaime se puso la capa de nuevo y con golpes durísimos y sensacionales recuperaciones de bola, arañó ese decimoquinto juego para poner el marcador 8-7 y tener la posibilidad de forzar el tie-break con su saque, cosa que ocurrió escasamente dos minutos después con un juego muy muy rápido (quizá el más rápido del día). 8-8 y al tie-break.
Una rápida consulta a un, por momentos, azulado Fernando debido al frío, me sacó de dudas: el desempate sería a 7 puntos (y no a 10 tantos como en Liga de Veteranos).
La tónica del tie-break fue un calco de lo visto hasta ese momento. He de confesar que, a estas alturas de 2013 y a escasas horas de cambiar de año, mezclo unos puntos con otros. Pero lo que sí recuerdo bien son ciertos parciales del mismo: 1-0 (comencé sirviendo y ganando el primer punto); 3-3; 6-6; 8-6 para Jaime tras una devolución por mi parte que se salió de los límites de pista.
La satisfacción de Jaime era inmensa. Mi decepción, también. El público se lo había pasado bien y había disfrutado. Pudo ganar cualquiera. Lo hizo Jaime con total merecimiento. Ahora se prepara para la gran final en tierras malacitanas. Mucha suerte, Jaime!!
 
 
(Crónica escrita por Gonzalo Jönas)
 

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