Llegamos a la pista comentando que traemos tanto uno como el
otro la táctica pensada desde casa. Como es lógico ninguno dijo nada más, y así
empezó el peloteo.
Yo estaba pendiente de cómo me respondería la muñeca, y nada
más dar el primer golpeo a la pelota, noté que iba a ser un partido de los que,
como dice Nadal, hay que concentrarse en el juego y olvidarse de excusas
externas.
Empezamos el partido con un 2-0 a mi favor… Noto a Germán un
poco inseguro y me aprovecho de la situación; se conoce que tal cual pienso que
él está inseguro, me he pasado de listillo y Germán consigue recuperar y
empatar el partido a 2. Mi cabeza está todo el rato pensando en que su táctica
es mantenerme lejos de la pista con pelotas profundas y con altura, y que tengo
que conseguir llevar la iniciativa.
Los siguientes juegos van cayendo bastante rápido de mi lado
hasta ponerme 6-2. En este momento del partido nos quedamos sin pista y tenemos
que hacer un descanso obligatorio de media hora esperando a la siguiente pista
que tenemos a las 21 horas…
Comentamos ambos contrincantes y amigos fuera de la pista
que al día siguiente notaríamos las consecuencias…(ese parón no nos iba a saber
nada bueno)
Retomamos el partido y yo me noto frio e inseguro… Germán
sin embargo parece que el plátano que se ha comido entre tanto le ha dado una
inyección de energía importante.
El resultado se me empieza a complicar desde el 6-2, 6-4,
7-4, 8-5, 8-7…. Y ya empiezo a acojonarme pero de verdad. Pienso que tengo que
hacer lo que sea por no llegar al tie break, y consigue sacar ese último juego
con varios puntos muy peleados.
Gran partido Germán, todavía a día de hoy estoy pagando las
consecuencias.
Crónica escrita por Jaime Errea
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