lunes, 30 de mayo de 2022

Escriche vs Elizalde

 26 de mayo de 2022

Hace justo una semana que me enfrenté con Miguel Escriche en mi segundo partido del Open Tenis Casino. En aquel momento no era precisamente mi idea tener que escribir esta crónica (este año el que pierde escribe… leñe, acabo de hacer un spoiler en toda regla, se siente ilustres lectores) y menos encerrado (es un decir) en casa con Covid.

Cuando iba 5/7 (otro spoiler) en la pista 5, me dio por pensar lo afortunado que era de estar sudado como un pollo, cansado hasta decir basta, no muy contento con mi juego y, encima, perdiendo… ¿Acaso soy masoquista? No, lo cierto es que no. Lo cierto es que uno se va dando cuenta que es una suerte poder practicar un deporte que he disfrutado desde la primera vez que lo pude ver por casualidad por la televisión en una tarde soleada, aburrida y solitaria de un sábado de julio de finales de los 70. El escenario ya os imaginaréis cuál era… Wimbledon. Una pista de tenis no la había visto en la vida, pisarla menos, pero aquel marco era incomparable. Aquel silencio, la elegancia en los jugadores, en el público… Me cautivó.

¿Y cómo llegué hasta ese punto místico y un tanto happyflower? Pues todo comenzó en la pista 1, con un calor achicharrante y el firme propósito de hacer que Miguel adelgazara unos cuantos kilos por lo que le iba a cansar. El efecto fue que empecé palmando 0/2 y corriendo yo… Me solté un poco hasta ponerme 3/2 y con ganas de romperle el saque a Lito y darle un golpe a su moral. La cosa me salió reguleras (como las dejadas que me empeñé en hacer) y me senté 3/4. Como estaba en día bipolar, aún me volví a poner 5/4 arriba y, ahora sí, pensando que estaba en buena disposición para romper el partido. Fase disputada del partido pero los juegos caen del lado de Miguel. Total que nos tenemos que cambiar de pista y voy palmando 5/7. Pasamos a la 5. De jugar al aire libre con viento, a la 5 a cubierto. Dos juegos por el precio de uno para un solo partido. ¿Quién dijo que el tenis no era divertido?

Bueno, pues ya estamos en el punto de partida, 5/7 pista 5. El cambio da un poco de vidilla a mis piernas y encadeno dos juegos buenos hasta igualar a 7. Sirvo para adelantarme. Hasta me adelanto 15/0 merced a una cinta. De nada vale. Miguel está rodado, fuerte todavía, y serio en su juego. Me rompe y se pone 40/0 con su servicio. Remonto hasta el deuce confiando en mí y veo que puedo llegar al tiebreak. Iluso. Como siempre “fortuna audaces iuvat”, y el más valiente es el que gana, Miguel. ¡Bien jugado y muy merecido!


Crónica escrita por Germán Elizalde






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