Máxima espectación en el sexto partido del grupo rojo disputado en la pista 4 del club, entre Javier Glaría y Miguel Escriche. La presunta vinculación de Glaría en los destrozos de la última planta de su hotel de concentración, atrajeron a numerosos curiosos y aficionados a las inmediaciones del club. Según las ultimas investigaciones, el pasado sábado a su llegada al hotel, Glaría habría pedido cerrar la última planta para alojar a su equipo técnico y a algunos familiares y amigos. Algunos testigos y huespedes alojados en el piso inferior, aseguran que el insoportable ruido hacía imposible conciliar el sueño, y fueron numerosas las llamadas y las quejas a la recepción del hotel. A la mañana siguiente miembros del servicio de habitaciones encontraron la planta noble del edificio "completamente destrozada" y con síntomas evidentes de haber tenido lugar una "fiesta de proporciones colosales".
El excéntrico jugador, siguiendo los consejos de su abogado, no realizó ningún tipo de declaración a su llegada al club.
El partido comenzó con Glaría al servicio imponiendo su juego y llevándose los dos primeros juegos del partido. Pero Miguel reaccionó a tiempo y mostró su faceta más agresiva en lo que llevamos de torneo remontando el resultado hasta el 2-4. Miguel presionaba subiendo a la red sobre el revés de su rival y realizando un juego con apenas errores lo que le llevó a ponerse 3-6. A partir de ahí se produjo el punto de inflexión del partido. Glaria increpó al juez de silla por no invitar al público a desconectar los flases de sus cámaras de fotos. El destrozar su raqueta contra el poste de red, le costó el primer warning.
Tras unos tensos minutos, el partido se reanudó con un Miguel algo descentrado que cedió su servicio 4-6. Los siguientes juegos fueron cayendo del lado de Glaría remontando hasta el 7-6. Miguel trató de recomponer su juego e hizo el 7-7. Pero un Glaría más consistente en los compases finales cerró el partido llevándose los dos últimos juegos. Al dirigirse a su banco, Glaría evitó el saludo al juez con gestos evidentes de desaprobación.
(Crónica escrita por Miguel Escriche)
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