Jaime empezó con mano firme e impidiendo que Llarena cogiera ritmo, gracias a su poderoso juego de fondo combinado con sus dejadas estilo "Gurich". Esta situación se traducía en un 3-1 de Jaime y en un posterior 5-2 a su favor. Llarena no era fiel a su clásico patrón de juego y se empeñaba en intentar ganar los tantos demasiado rápido subiendo a la red, de lo que se aprovechaba Errea, más metido en el partido.
Con 5-2 en contra, Fernando era consciente de que debía cambiar de táctica, si no quería que se le escapara el partido, por lo que se agarró a la pista para evitar que el 6-2 subiera al marcador, lo que hubiera sido casi definitivo. A partir del 5-3, el juego se niveló y las diferencia se fueron manteniendo en el marcador hasta el 7-5.
En ese momento, Llarena dio todo lo que tenía para acabar con esa inercia y consiguió empatar a 7, basando su juego en un sólido intercambio desde el fondo de pista. Fue en esos momentos cuando ambos rivales se vaciaron y se pudieron ver bonitos y largos intercambios que iban minando ambos físicos. El 8-7 se lo adjudicaba Jaime y en siguiente juego, Llarena se agarró como pudo a la pista, levantando una bola de partido, para forzar el tiebreak.
Ya en la muerte súbita, Llarena estuvo algo más acertado que su rival y consiguió llevarse el parcial por 7-3.
Bonito partido el disputado por Jaime Errea y Fernando Llarena, que demostraron sobre la pista el porqué de sus títulos en los dos últimos años.
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