Tras el peloteo, Llarena ganaba el sorteo y optaba por elegir servicio, ante el alivio de Landa que no había tenido buenas sensaciones en la ronda de saques. Los siguientes juegos demostrarían que no sólo Landa se sentía inseguro al servicio, llegando a un 2-2 con 4 roturas de saques.
El partido transcurría con un Llarena que no encontraba su ritmo y un Landa que trataba de imponer su ley con su clásico derechón. Llegábamos así a un 4-3 a favor de Patxi, juego en el que el jugador hispano-alemán tendría más de una bola para colocarse 5-3...especialmente clara un smash que mandó a la red, que de haber entrado hubiera colocado a Llarena en una situación especialmente delicada en el aspecto psicológico. Está claro que un 5-3 no hubiera sido decisivo en un partido a 9 juegos, pero el "atrape" en el juego del zurdo quizás hubiera aumentado con esa desventaja. Finalmente Fernando pudo remontar el juego para alcanzar un 4-4 un poco menos inquietante.
Como en todos los partidos de tenis igualados, siempre hay oportunidad para que aparezca un punto de inflexión y en esta ocasión éste el fue el momento, el octavo juego del partido. A partir de este juego, Llarena consiguió soltarse más y a Landa quizás le pesó la oportunidad perdida, llegando el marcador a un 7-4 favorable al zurdo. Aún Patxi tuvo varias bolas de 5-7 que no pudo aprovechar y que habrían supuesto coger el último tren del partido, pero Fernando logró remontar el juego para colocarse 8-4 y finalmente llevarse el último juego del partido que suponía el definitivo 9-4.
Crónica escrita por Fernando Llarena
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