Decía en Radio Caracol uno de nosotros que hoy se disputaba un clásico en el Open Tenis Casino: Landa/Elizalde. Así ha sido. Permitidme por favor que, antes de entrar en la crónica del partido en sí, y dado que no tengo muchas oportunidades de escribir una crónica victoriosa (toma spoiler) haga una pequeña reflexión.
En
estos tiempos convulsos, distópicos dirían algunos, con seres queridos cayendo
enfermos (sin ir más lejos dos de nosotros), escenarios económicos temibles,
sufriendo todos en mayor o menor medida una situación impensable hace sólo unos
meses. En estos tiempos, digo, somos afortunados. ¿Por poder jugar a tenis? Sí.
Por lo que eso implica. Salud, camaradería, amistad, esfuerzo, ser socios de un
club... Entre las personas que hoy estábamos en la pista, viendo o jugando, se
han hecho viajes, nos hemos apoyado, escuchado, alojado en nuestras casas,
bebido, comido... Todo eso gracias a una pelotita, dos raquetas, y un germen
iniciador de todo esto que se llama Fernando. A todos, y a la vida, gracias.
El
partido parece lo de menos después de un inicio tan rimbombante, pero no... que
soy tenista y mis victorias en este torneo se cotizan carísimas.
Nos
enfrentábamos Patxi y yo. Antiguos ya en el torneo aunque sin muchos
enfrentamientos en competición. Tradicionalmente no se me ha dado bien.
Mi
planteamiento. Hacerle un partido serio, duro, moverle, que vaya
sintiendo el paso de los puntos en su cuerpo. No desesperarme aunque no surta
efecto al principio. Acaba de salir de pasar el covid y, quieras que no,
lo tiene que notar. Para ello regalar poco y todos los restos dentro. Problema,
el fino límite entre pasabolear sin apretar e ir a por el partido. Segundo
problema, el rival, que también tiene su táctica, una derecha poderosa y un
revés cortado que hace bastante más daño de lo que parece.
Elijo
sacar, primer punto la mando a la red... empezamos bien. No obstante, gano el
juego con solvencia al igual que Patxi su saque y yo nuevamente el mío. 2/1 y
al banco. Sacando nervios. Servicio de Patxi que hace un gran primer punto pero
que, caballero como es, dice que su bola se ha ido fuera... me cede el primer
punto y con los ánimos de lo inesperado me llevo el juego apretando y
obligándole al fallo.
De
repente cambia el signo del partido, de ganar nuestros saques pasamos a
continuas rupturas que nos llevan hasta un 6/5 a mi favor. ¿Qué ha pasado? He
confundido jugar sólido con pasabolear, y Patxi ha empezado a mover la bola y
atacarme con la derecha y en la red. Resultado, me estoy cansando y me frustra no
llevar la iniciativa. Hasta he hecho una doble falta con ventaja para ponerme
5/2... que se ha convertido en un 4/4 y todas mis alarmas disparadas.
Tengo
que apretar y mover los pies (esto último lo llevo intentando hacer desde mi
anterior partido contra Fran).
Me
levanto del banco literalmente mareado, como con bajón de tensión. Pero me
llevo los dos primeros puntos y eso refuerza mi confianza, mis piernas, y
empiezo a apretar la mano. Al mismo tiempo ocurre lo inevitable, Patxi empieza
a acusar el cansancio, la enfermedad y la inactividad. Resultado, me acabo
llevando un partido muy disputado que pudo haber caído de cualquier lado:
9/5.
Un
placer Patxi, gran partido, y todo un caballero.
Gracias
a los asistentes!!!
Pd:
Puestos a continuar con la mañana musical que me he dado, el resumen de cómo me
siento ahora https://youtu.be/iMKsmXPYG20
Crónica escrita por Germán Elizalde
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