miércoles, 13 de noviembre de 2024

Llarena vs Mañeru (semifinal)

Ayer tuve cena familiar y comí más de la cuenta, por lo que paso mala noche haciendo la digestión. Pienso en la semifinal del día siguiente y no me preocupo porque aún quedan 24 horas para recuperarme.

Suena el despertador a las 7AM y opto por un desayuno ligero: café con leche y una manzana que no logro terminar; aún tengo pesadez de estómago. El sorteo de pistas no nos ha sonreído y de momento tenemos la pista 5 a las 19h, quizás insuficiente pensando en un partido a 9 juegos. Por la tarde se queda libre la pista 1 y conseguimos una reserva de 2 horas a partir de las 20h.

Como pasta a las 15:30h sin pasarme, que ya se acerca la hora del partido y nos conocemos...hay que evitar el empacho como sea. Me lo tomo en serio y solo tomo unas fresas de postre...nada de dulces hoy que luego juego la semifinal del Open Tenis Casino ante el gran Javier Mañeru.

Son las 18:30h y cambio el grip de una raqueta que encuerdo ayer con un cordaje cortesía de Germán; de color rojo y más elástico de lo que estoy acostumbrado. Te despedirá más, me dice Germán. La veo tan bonita que decido jugar la semifinal con ella.

A las 19:30h voy al gimnasio; 5 minutos de cinta y 7 minutos de bici, a un ritmo muy suave, a un ritmo de abuelo, no vaya a ser que me canse. Salgo a las 19:45h y me encuentro con mi rival en el baño; la clásica micción pre-partido para soltar los nervios. Él va al vestuario y yo me dirijo a la pista 1.

A las 20h me vuelvo a encontrar con mi rival y comenzamos un suave peloteo. Con los focos de 2,5€ se ven sombras, por lo que optamos por doblar la inversión para ver mejor. Con los focos en todo su esplendor, la pista 1 parece otra cosa, casi como la sesión nocturna del Master 1000 de Roma. Hace frío, yo llevo térmica en el tren superior y Javi en el tren inferior.

Comienza el partido. El primer juego es muy largo; tengo opciones de llevármelo al resto pero comienzo 0-1. Me acuerdo de las palabras de Germán sobre mi cordaje: despide más. Cuando llego al 0-3 opto por volver a mi cordaje habitual, como si la culpa fuera de la raqueta. El partido continúa por los mismos derroteros en los siguientes juegos; siento que estoy jugando bien, sin especular y con numerosas bolas de juego pero el marcador acaba marcando un duro 0-5. 

Intento asimilar la situación, no estoy jugando mal, es más, siento que estoy jugando muy bien y pierdo 5-0. No hay tanta diferencia de juego, pienso, pero la realidad del marcador es cruel. Intento centrarme y no dejarme llevar por pensamientos negativos. Por fin recojo frutos; acabo de hacer mi primer juego, eso sí, peleando como un jabato porque Javi no regala absolutamente nada. Él es el jugador total y yo peleo con sangre, sudor y lágrimas para ganar cada tanto. Pienso que si me pongo 5-2, hay partido, pero tras volver a desaprovechar más oportunidades de juego, me coloco 1-6.

No hay manera, qué frustración. El partido se me va escapando de las manos mientras voy desaprovechando innumerables bolas de juego...especialmente doloroso un 40-0 que dejo escapar con mi saque. Estoy soltando el brazo, intento abrir ángulos de zurdo que Javi contrarresta con globos para volver a colocarse en posición central y comenzar el tanto de nuevo. No veo huecos, me lo devuelve todo, llega a todo, se defiende bien, ataca mejor...está a otro nivel, pero pienso que algún jueguico más podría haber caído de mi lado. Pero es igual, la diferencia es la que es, y yo aspiro a pelear el partido, no a ganarlo, esa es la cruda realidad. 

Finalmente pierdo 9-1, le doy la mano y mi rival y me siento en el banquillo cabizbajo con la toalla sobre la cabeza. El público asistente (gracias Álvaro, Jaime y Germán, sois muy grandes!!!) me trata de animar, pero en ese momento no oigo nada...estoy tocado porque pienso que el partido ha sido más igualado de lo que indica el marcador, pero así es el tenis. 

El público se despide porque hace frío y les dedico unas palabras antes de que se vayan; ya se me ha pasado el bajón. Me quedo un rato charlando con Javi y le vuelvo a dar la enhorabuena felicitándole por su juego. Su nivel es bestial y su victoria es merecidísima; está a otro nivel. 

La derrota es dura pero ayuda que Javi sea una bellísima persona; así no duele tanto perder por un marcador tan abultado. Merecido finalista y preciosa final la que se nos presenta: Mañeru vs Iráizoz II. Ambos merecen jugarla y seguro que nos dan un bonito espectáculo el sábado.

Por mi parte, a pensar en el año que viene. Me vendré arriba planificando mi preparación física para la próxima edición anhelando estar tan en forma como mi rival de hoy, pero al final acabaré resignándome a la realidad; ¿fofisano lo llaman hoy en día? Pues eso (ojalá me equivoque).


Crónica escrita por Fernando Llarena





martes, 12 de noviembre de 2024

Elizalde vs Iráizoz II

Crónica de un duelo épico (o cómo Iraizoz dejó a Elizalde sin aliento)

 En el legendario encuentro entre Iraizoz y Elizalde, los aficionados fueron testigos de un auténtico choque de titanes. Y es que, aunque al final el marcador terminó 9-4 a favor de Iraizoz, lo cierto es que en el campo se vivió un toma y daca digno de una serie de televisión... ¡con episodios de tensión y todo!

Un inicio parejo (y un Elizalde con esperanzas)

El partido comenzó intenso, con ambos jugadores pegándole a la bola como si les fuera la vida en ello. Empezó Elizalde con un 2/0 que ponía nervioso a Iraizoz. Un 9/1 clasificaba a Elizalde a semifinales y eliminaba a Iraizoz. Elizalde tuvo sus buenos momentos y hasta alguna que otra ventaja, pero Iraizoz, implacable una vez la maquineta empezó a funcionar, parecía decidido a que ni un solo punto se le escapara. Con una seguridad que rozaba lo exagerado y una velocidad que hacía pensar en un velocista, Iraizoz se dedicó a devolverlo todo.

El momento en que Elizalde empezó a notar el peso de las piernas.

Aunque Elizalde plantó cara y el marcador llegó a un disputado 4-3, aquí fue donde las cosas empezaron a torcerse. Porque claro, cuando uno juega a ese ritmo, llega un punto en que las piernas comienzan a protestar... y el físico no perdona. Iraizoz aprovechó el momento para apretar más y con cada subida a la red cerraba puntos como si tuviera un imán en la raqueta. 

Del 4-3 pasamos  al 8-3. Elizalde se las apañó para arañar un juego más y maquillar el marcador, pero todos sabíamos que la historia ya estaba escrita. Iraizoz selló su victoria con el 9-4 final, y lo hizo con la tranquilidad de quien sabe que su velocidad, precisión y (quizás) un poquito de ayuda divina estuvieron de su lado.

Conclusión

Enhorabuena al semifinalista Iraizoz, quien, con su despliegue físico y su precisión quirúrgica, avanza en el torneo. Elizalde, por su parte, se lleva una buena dosis de experiencia... y, seguramente, una visita al fisio. ¡Mucha suerte para las semifinales!


Crónica escrita por Germán Elizalde




miércoles, 6 de noviembre de 2024

Escriche vs Mañeru

Elena le notó extraño esa tarde. Estaba distante, algo que no era normal en él.  Miraba por la ventana del salón casi sin pestañear. De pie. En silencio. Se pasaba largos ratos así. Respiraba profundamente viendo el movimiento de las hojas en los árboles agitadas por el viento otoñal. 

De pronto, como si la hora de comenzar un tenebroso ritual hubiera llegado, fue a su cuarto a prepararse. Mientras se ponía los calcetines Elena le preguntó. Javi, estás bien?. ÉL respondió, tengo miedo!.

No era para menos. Esa tarde Javier se jugaba pasar primero o segundo de grupo del Open Tenis Casino. Todo dependía de lo que hiciera en el partido que iba a disputar contra Miguel en la pista 4 tan sólo unos minutos más tarde. 

Con todo preparado, abrió la puerta para salir de casa y dirigirse al club. Salió al zaguán y cuando se disponía a cerrar la puerta apareció Elena impidiéndoselo. Ella le cogió de las manos y le miró a los ojos. Al principio él rehuyó aquella mirada tan profunda.  Javi!, le dijo, hagas lo que hagas estará bien. El la miró, y sin decir nada se giró, se metió en el ascensor y desapareció entre las hojas metálicas de las puertas al cerrarse.

Ya en el club Javi acudió a la pista. Esperó unos minutos a que llegara su rival. El publico iba apareciendo ordenadamente, nada extraño al tratarse solamente de Eduardo Iraizoz que se colocó silenciosamente en la grada.

Tras el peloteo y sorteo comenzó el duelo. El miedo inicial de Javi se fue convirtiendo en furia a medida que avanzaba el partido. Golpeaba la bola con exquisita precisión. Dejadas, globos, paralelos, cruzados… toda una lección de tenis. Tras el ultimo punto que le daba la victoria por nueve juegos a uno, Javi respiro profundamente, pero esta vez aliviado.


Crónica escrita por Miguel Escriche




viernes, 1 de noviembre de 2024

Elizalde vs Escriche

Escriche/Elizalde

Clásico entre los clásicos el disputado entre Lito y Germán. Esta es la crónica de un partido de tenis donde parece que Lito decidió enseñarme lo que significa "ni una de regalo".

Primeros juegos:

Empezamos bien... o bueno, empezamos. Lito fue directo al grano: su servicio iba como una bala y ni los gritos internos de "¡vamos, Germán, enfócate!" me ayudaban a responder. Lo intenté, a duras penas me puse 3/2 pero ganaba mis saques sufriendo y perdía los restos con cierta holgura.

Mi momento estelar (o eso creía)

Con el marcador 4-5 y sintiéndome ya como en una película de Rocky, llegó mi momento: ¡bola de break! Esa bola que todos soñamos, que nos da esperanzas, que nos hace pensar: “Sí, puedo”. Respiré profundo, me concentré… y con un golpe al estilo casi Federer, la tiré fuera. No diré que lloré, pero digamos que si hubiera habido una sola nube en el cielo, habría tenido más agua que el Sahara.

El resto del partido

Después de esa bola, mi espíritu competitivo decidió tomarse el resto de la tarde libre. Lito, como un reloj, sacaba perfecto, subía a la red y, por si fuera poco, ¡no erraba una sola volea! Mientras, yo me preguntaba si no sería mejor cambiarme a otro deporte. Unos juegos más tarde, el marcador final fue claro y contundente: 4-9 para Lito. Yo intenté ponerle buena cara, pero internamente solo pensaba en cómo evitar la próxima revancha.

 En fin, Lito fue superior, no perdonó y además parece que le hicieron un pacto con la precisión. Yo, por mi parte, ya estoy buscando algún tutorial de "cómo devolver saques imparables" para el próximo encuentro. Quizás, con suerte y un milagro, en el siguiente partido consiga ¡más de una bola de break!


Crónica escrita por Germán Elizalde




Elizalde vs Mañeru

Partido... con sabor a revancha (¡algún día!)

Partido entre Mañeru-Elizalde que se traslada de su lugar habitual en Benidorm a las pistas del CT Pamplona. Era uno de esos días en que uno empieza optimista, pensando: “¿Por qué no? ¡Hoy puede ser el día!”. Pero claro, con Javier enfrente, el "hoy" dura poco.

El comienzo soñado

Empecé fuerte, rompiendo su servicio nada más arrancar. La verdad, en esos primeros instantes todo parecía posible, y hasta me imaginé contando la hazaña después. Pero Mañeru, que tiene pinta de no leer crónicas sino de escribirlas en la pista, me devolvió la rotura sin piedad. 1-1. Nos fuimos al 3-2 y, en ese momento, Mañeru mostró por qué tiene una derecha que parece el brazo de un molinillo. Me rompió el servicio de nuevo y yo, de golpe, recordé que mi optimismo tenía fecha de caducidad.

La fase de resistencia (o al menos de intentarlo)

A pesar del marcador, el partido no fue una paliza total... ¡o al menos eso quiero pensar! Hubo puntos largos y bonitos, momentos en que sentí que si me daba aire podría aguantar el ritmo. Pero, como suele pasar, Javier tenía respuestas para todo. Y si el rally se alargaba, ¡corría como un toro! A cada bola que yo devolvía, él respondía con más ángulo, y, cuando pensé que le podía cansar, me sacaba una bola con efecto que todavía estoy tratando de entender.

Conclusión

Al final, el marcador fue claro: 9-2. Mañeru cerró el partido con un saque que me hizo reflexionar sobre mi relación con el tenis y sobre si las bolas curvas deberían estar permitidas. Me tocó felicitarle, pero con el firme pensamiento de que la próxima vez será distinto… ¡O eso me digo cada vez!

Por ahora, solo puedo decir que salí con ganas de entrenar más y, por supuesto, mejorar mi devolución. Porque contra él, una cosa es segura: ¡voy a necesitarla!


Crónica escrita por Germán Elizalde