Partido... con sabor a revancha (¡algún día!)
Partido entre Mañeru-Elizalde que se traslada de su lugar habitual en Benidorm a las pistas del CT Pamplona. Era uno de esos días en que uno empieza optimista, pensando: “¿Por qué no? ¡Hoy puede ser el día!”. Pero claro, con Javier enfrente, el "hoy" dura poco.
El comienzo soñado
Empecé fuerte, rompiendo su servicio nada más arrancar.
La verdad, en esos primeros instantes todo parecía posible, y hasta me imaginé
contando la hazaña después. Pero Mañeru, que tiene pinta de no leer crónicas
sino de escribirlas en la pista, me devolvió la rotura sin piedad. 1-1. Nos
fuimos al 3-2 y, en ese momento, Mañeru mostró por qué tiene una derecha que
parece el brazo de un molinillo. Me rompió el servicio de nuevo y yo, de golpe,
recordé que mi optimismo tenía fecha de caducidad.
La fase de resistencia (o al menos de intentarlo)
A pesar del marcador, el partido no fue una paliza
total... ¡o al menos eso quiero pensar! Hubo puntos largos y bonitos, momentos
en que sentí que si me daba aire podría aguantar el ritmo. Pero, como suele
pasar, Javier tenía respuestas para todo. Y si el rally se alargaba, ¡corría
como un toro! A cada bola que yo devolvía, él respondía con más ángulo, y,
cuando pensé que le podía cansar, me sacaba una bola con efecto que todavía
estoy tratando de entender.
Conclusión
Al final, el marcador fue claro: 9-2. Mañeru cerró el
partido con un saque que me hizo reflexionar sobre mi relación con el tenis y
sobre si las bolas curvas deberían estar permitidas. Me tocó felicitarle, pero
con el firme pensamiento de que la próxima vez será distinto… ¡O eso me digo
cada vez!
Por ahora, solo puedo decir que salí con ganas de entrenar más y, por supuesto, mejorar mi devolución. Porque contra él, una cosa es segura: ¡voy a necesitarla!
Crónica escrita por Germán Elizalde
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