Escriche/Elizalde
Clásico entre los clásicos el disputado entre Lito y
Germán. Esta es la crónica de un partido de tenis donde parece que Lito decidió
enseñarme lo que significa "ni una de regalo".
Primeros juegos:
Empezamos bien... o bueno, empezamos. Lito fue directo al
grano: su servicio iba como una bala y ni los gritos internos de "¡vamos,
Germán, enfócate!" me ayudaban a responder. Lo intenté, a duras penas me
puse 3/2 pero ganaba mis saques sufriendo y perdía los restos con cierta
holgura.
Mi momento estelar
(o eso creía)
Con el marcador 4-5 y sintiéndome ya como en una película
de Rocky, llegó mi momento: ¡bola de break! Esa bola que todos soñamos, que nos
da esperanzas, que nos hace pensar: “Sí, puedo”. Respiré profundo, me
concentré… y con un golpe al estilo casi Federer, la tiré fuera. No diré que
lloré, pero digamos que si hubiera habido una sola nube en el cielo, habría tenido
más agua que el Sahara.
El resto del
partido
Después de esa bola, mi espíritu competitivo decidió
tomarse el resto de la tarde libre. Lito, como un reloj, sacaba perfecto, subía
a la red y, por si fuera poco, ¡no erraba una sola volea! Mientras, yo me preguntaba
si no sería mejor cambiarme a otro deporte. Unos juegos más tarde, el marcador
final fue claro y contundente: 4-9 para Lito. Yo intenté ponerle buena cara,
pero internamente solo pensaba en cómo evitar la próxima revancha.
Crónica escrita por Germán Elizalde
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